
Hoy el fondo no me
reclama no, está necesitado de mi desnudo que lo ocupa a la
intemperie, que lo preña de vendaval de largas uñas largas, y ojos
que ven en la oscuridad los verdes violines de la lluvia. Estoy
dispuesto a hundir mi mano izquierda en la tierra olvidada para
acariciar de nuevo tus divinos labios, dispuesto a lapidar mi voz de
caballo indomable y que tú lo escuches cuando lloras, y dispuesto a
atravesar la vía láctea de tu desierto sin más agua que la fresca
de tu rememoranza. Todo lo que perdí en la vida prosigue en mi
busca, y porque tengo el corazón a oscuras, a oscuras, nada ni nadie
podría encontrarlo.
0 Han dicho:
Publicar un comentario