Tu pelo huele a fuego y a madera encerada,
tu frente es tan redonda 
como lejana isla,
tus ojos son las cuerdas que suenan en el vino,
tras
 tu nariz ya velan tus sueños mil palomas,
tu boca siempre está tras 
un beso recién hecha,
y veo en ti soñar el cielo al decir tu nombre.
Tu
 cuello es el jardín donde los rayos se ocultan,
tu pecho es la 
prisión del chimbo, el tigre y los peces,
tus brazos son dos ríos que
 en tus uñas suspiran,
tu espalda es la marea donde la luna avanza,
tu
 vientre es luz que vence la oscuridad eterna,
y veo en ti los barcos
 que emigran de tu sueño.
Tu cintura es guitarra de nubes, hora y
 panes,
tus caderas se visten del girar de los astros,
tus muslos 
hablan suaves de silencio y perfume,
en tus rodillas hay besos de paz
 no pisada,
tus pies son el camino hacia la luz que me duerme,
y 
veo en ti la tierra, conquista de tu tiempo.

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